Cada día debemos parar un instante en el ajetreo del trabajo y relajarnos. Cuando paramos nuestra vida por un instante el cuerpo lo agradece, los huesos se vuelven a su sitio, así como los músculos, y tomamos conciencia de la eternidad, de la vida y de lo que nos rodea.
El matrimonio no es para ti.
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*Conocí a mi esposa en la escuela secundaria cuando teníamos 15 años.
Fuimos amigos durante diez años, hasta que decidimos que ya no queríamos
ser sólo ami...
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